Para corregir los desequilibrios de la balanza de pagos, los gobiernos tratarán,
lógicamente, de fomentar las exportaciones. Pero para ello, en algunos casos,
se sentirán tentados a utilizar medidas perjudiciales para el resto de los
países, por lo que pueden provocar reacciones indeseables. Además, siempre está
la tentación de establecer barreras a las importaciones.
Hay varios tipos de barreras a las
importaciones.
Los contingentes son barreras cuantitativas:
el gobierno establece un límite a la cantidad de producto otorgando
licencias de importación de forma
restringida.
Los aranceles son
barreras impositivas: el gobierno establece una tasa aduanera provocando una
subida en el precio de venta interior
del producto importado con lo que su demanda disminuirá.
Las barreras administrativas son muy
diversas, desde trámites aduaneros complejos que retrasan y encarecen los
movimientos de mercancías, hasta sofisticadas normas sanitarias
y de calidad que,
al ser diferentes de las del resto del mundo, impidan la venta en el interior a
los productos que no hayan sido fabricados expresamente para el país.
Los acuerdos internacionales para derribar
estas barreras no servirán de nada si no hay una voluntad liberalizadora clara
y firme. La imaginación de los dirigentes políticos podrá siempre descubrir
nuevos métodos "no
prohibidos" de dificultar las importaciones. La barrera más reciente y
sofisticada de las ideadas hasta ahora son las auto restricciones concertadas como
las acordadas entre los Estados Unidos y el Japón en
virtud de las cuales éste último país limita voluntariamente la cantidad de
productos que envía a los americanos.
Los instrumentos de fomento a la exportación son de varios tipos: comerciales,
financieros y fiscales.
Los gobiernos prestan apoyo comercial a sus
exportadores ofreciéndoles facilidades administrativas, servicios de información y asesoramiento e incluso
promocionando directamente los productos originados en el país mediante publicidad, exposiciones y ferias
internacionales.
Las ayudas financieras a la exportación son
principalmente los préstamos y créditos a
la exportación, frecuentemente con tipos de interés muy bajos, y los seguros gubernamentales
que cubren los riesgos empresariales
incluso el riesgo derivado
de perturbaciones políticas o bélicas. Entre las ayudas financieras hay que
incluir las medidas de tipo monetario que actúan sobre el cambio haciendo que los productos
nacionales resultan más baratos en el extranjero.
Los instrumentos fiscales consisten en las
desgravaciones fiscales, la devolución de impuestos y
las subvenciones directas. Estos instrumentos son los menos aceptados
internacionalmente ya que pueden conducir a situaciones de dumping, a que el producto se venda en el
extranjero a un precio inferior al nacional e incluso a precios inferiores a su
coste.
En los últimos años se han multiplicado las
denuncias contra el dumping ecológico y social. Se denomina dumping ecológico a
las exportaciones a precios artificialmente bajos que se consiguen con métodos
productivos muy contaminantes y perjudiciales para el medio. Se denomina
dumping social a las exportaciones a precios artificialmente bajos que se
consiguen mediante trabajadores mal pagados o esclavizados, trabajo infantil, trabajo de presos, etc.
Si no existieran barreras a las importaciones
ni ayudas artificiales a las exportaciones, los movimientos internacionales de
bienes y servicios se producirían exclusivamente por razones de precio y
calidad. Esa es, en el fondo, la única forma sostenible de mejorar la posición
internacional y la relación real de intercambio de un país: conseguir producir
con mayor eficacia, más calidad, a menor coste. Y
para ello lo que hay que hacer es mejorar la organización productiva, la formación de los
trabajadores y la tecnología.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario